El gran vuelco en materia de Derechos Humanos


Vapuleados por igual, los “señores políticos” y los periodistas (y los medios) han logrado en poco más de diez años, un cambio fundamental en la opinión pública chilena. Hasta 1990, la percepción imperante era considerar el tema de los derechos humanos como “una molestia”, una obsesión de activistas de izquierda o, simplemente una invención. Hoy, según lo muestra una encuesta realizada por la Escuela de Publicidad de la Universidad Diego Portales por cuenta de Publimetro, la gran mayoría de los consultados en hogares de la Región Metropolitana (87 por ciento) cree que este es un tema digno de atención: “medianamente importante” o “muy importante”.

Es una victoria para quienes creemos en los valores del humanismo y para quienes lucharon, durante el régimen militar y han seguido haciéndolo después, contra el manto de duda sobre las denuncias de detenciones arbitrarias, torturas y desapariciones forzadas de personas. Es un enorme avance que los chilenos nos hayamos dado cuenta de que estas cosas también podían suceder entre nosotros y no hicimos lo necesario para impedirlas.

Pero también esta percepción, hoy día tan generalizada, es el reconocimiento de una derrota: la polarización de hace treinta años hizo posible que los chilenos, como comunidad, nos internáramos en un profundo abismo de división y de odio. No fuimos capaces, como nación civilizada y lo éramos por muchos conceptos, de mantener el diálogo democrático, la búsqueda de consensos básicos, de realizar un esfuerzo que impidiera los dramas que, al final, terminaron por afectarnos a todos: a los unos y a los otros, a los “buenos” y a los “malos”, porque unos y otros éramos los mismos y lo habíamos olvidado.

En este momento, al acercarse al aniversario Nº 30 del 11 de septiembre, los chilenos, conforme esta muestra, tenemos varias coincidencias fundamentales en torno al tema. La primera es que sentimos que todavía faltan gestos concretos de parte de las Fuerzas Armadas. Ello debe ser duro para “la familia militar”, que –en especial en los más altos niveles- ha intentado seriamente cambiar la imagen que proyectó durante décadas. Pero los dos tercios de los chilenos todavía consideran que falta algo más. Justamente lo que fue el hito más notable, la Mesa de Diálogo, tiene una connotación negativa, probablemente porque más tarde se supo que muchas de las informaciones que se entregaron en ella eran erradas.

Hay, sin embargo, una voluntad de esperar lo mejor de las instituciones y la prueba de ello es la buena imagen del Poder Judicial (casi dos tercios valoran como “excelente” o “buena” su labor), en circunstancias en que, por años, fue la barrera que amparó –salvo contadas excepciones- abusos y arbitrariedades.

Esto significa, en buenas cuentas, que hoy el público no se queda con imágenes pre-fijadas, sino que es capaz de evaluar los cambios que se producen con el tiempo y reconocer los avances y los retrocesos. Por eso, probablemente, una mayoría aun más fuerte que todas las anteriores (68 por ciento) favorece una eventual Ley de Punto Final, porcentaje mucho mayor del que está de acuerdo (55 por ciento) con la indemnización a las víctimas de las violaciones de los Derechos Humanos.

Pero todo esto, de la misma manera como ya cambió, también podría volver a cambiar. Todo depende de lo que propongan las autoridades y de la forma cómo reaccionen las partes interesadas.

Publicado en el diario Publimetro (se puede leer en linea desde metropoint.com) el jueves 31 de Julio de 2003

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