Con “sonrisa de mujer

Si uno cree que es en la tele y no en la vida real donde ocurren las cosas, la confirmación –“en vivo y en directo”- la tuvo, el miércoles pasado, en el Canal de la Cámara de Diputados. Esa tarde, casi sin anuncios previos, se presentó ante la audiencia un enfrentamiento sin precedentes entre dos gladiadores, uno que representaba al gobierno y otro(a) a la oposición. Mejor que cualquier reality –daban la impresión de saber de lo que hablaban y lo decían de manera inteligible- apenas alentados por el público invisible al cual el “réferi” trataba de acallar, ambos competidores dejaron con idéntico sabor a triunfo a sus partidarios. Igual que en los debates presidenciales.

Lo del miércoles 14 fue el debut de la facultad de “interpelación” de la Cámara de Diputados aprobada en las reformas constitucionales del año pasado. Conforme la nueva normativa, la autoridad requerida, en este caso el ministro de Educación, está obligada a responder los cuestionamientos de un representante de quienes pidieron la interpelación, en esta oportunidad la Alianza opositora.

Nadie podía saber cómo operaría en la práctica el sistema. Al revés de un duelo, las armas ya están determinadas. Pero no los duelistas.

Mientras que el gobierno no tuvo más remedio que acoger la convocatoria al ministro Martín Zilic –un intento previo había fracasado por falta de quórum- la oposición pudo escoger su representante y eligió a la diputada Marcela Cubillos.

Igual que en los realities, era difícil anticipar el resultado. Pero Zilic, bombardeado desde antes por la oposición e incluso por parte del oficialismo por la crisis de los secundarios, mostró su talento histriónico, junto con un buen dominio de un tema vasto como un océano. La diputada Cubillos, bien artillada en lo conceptual, reveló cualidades que pocos le conocían: fue implacable, irónica, segura de sí misma y no aflojó en ningún momento el cepo que trataba de ponerle al cuello a su contendor.

Ya se dijo, es probable que ahora todos se sientan ganadores, aunque se está pensando en revisar el procedimiento. Pero lo que me parece más decidor es que con Marcela Cubillos se consolida una línea opositora inédita. La estrategia, al parecer, se basa en una comprobación básica: un caballero no puede tocar “ni con el pétalo de una rosa” a una dama (Bachelet) o a sus representantes. Pero cuando se trata de damas contra damas, todo está permitido. Es lo que nos dice la pantalla de la tele todos los días, tanto en la ficción como en la realidad.

Lejanos están los días en que las mujeres en política eran una curiosidad y nunca –desde “la Negra” Carmen Lazo a su tocaya Carmen Frei- dejaban de lado el fair-play. Una nueva hornada, especialmente en la Derecha, con representantes con María Angélica Cristi y en su momento Pía Guzmán, fue más allá, pero al revivir el “glamour”, concepto que parecía en vías de extinción, nunca perdió la compostura.

Ahora, en cambio, con personajes como la alcaldesa Jaqueline van Riselberghe, en Concepción; la ex diputada Lily Pérez como vocera de Renovación Nacional, y Marcela Cubillos como adalid de la UDI, el mensaje es claro: el gobierno encabezado por Michelle Bachelet tendrá, en estas nuevas líderes, una oposición de nuevo estilo y con nuevas reglas del juego.

Si no, que lo diga el ministro Zilic.

16 de Junio de 2006

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