El gran temor: no estamos preparados para un tsunami

Santiaguinos creen que puede golpear en el norte de Chile.

Al principio fue una noticia más del cable. Pero pronto adquirió dimensiones inusitadas. Cifras pavorosas de muertos y desaparecidos Y también tuvo nombre y apellidos chilenos. E imágenes de pesadilla. La trágica serie de olas gigantes que arrasó con las costas del Océano Indico el pasado fin de semana conmovió a los chilenos y encendió las señales de alarma: ¿Estamos o no preparados para un tsunami?

La primera respuesta oficial, la del doctor Alberto Maturana, director de la Onemi, fue tranquilizadora. Esa misma mañana, cuando recién se empezaban a conocer los detalles del desastre que se inició con el terremoto frente a Sumatra, en Indonesia, aclaró dos cosas:

El tsunami que siguió al pavoroso estremecimiento telúrico, no llegaría a las costas chilenas según ya había confirmado el sistema de alerta del Pacífico.

En un caso parecido, los chilenos tendríamos mejor suerte, ya que la experiencia nos ha enseñado a tenerle respeto al mar y a la peligrosa combinación que conocimos en 1960 entre un sismo y un maremoto.

En los días siguientes, los expertos han abundado en análisis, apuntando a corroborar esta visión. Pero también los chilenos hemos visto tantos testimonios aterrorizadores –nunca antes un fenómeno de este tipo fue filmado por tantos videoaficionados- que los temores se han multiplicado. La visión cinematográfico de Ricardo Larraín en La Frontera, quien recreó en pequeña escala el maremoto de 1960 en la costa de la Novena Región, no tiene comparación con las grabaciones de paradisíacos lugares arrasados en pocos minutos por olas monstruosas en Indonesia, India, Sri Lanka o las Maldivas.

¿Resultado?

Una gran mayoría de santiaguinos (78,3 por ciento), según una consulta realizada por la Universidad Diego Portales por cuenta de Publimetro, cree actualmente que “Chile no está preparado para enfrentar un tsunami”. Sólo una minoría de 21,7 por ciento (algo más de uno de cada cinco encuestados) piensa que sí estamos preparados para una emergencia de este tipo.

Es posible pensar, porque así se ha repetido en los reportajes de estos días, que hay zonas donde puede haber una mejor preparación para un tsunami. Es el caso de Arica y otras ciudades costeras del norte del país. Ello coincide con una segunda apreciación de los santiaguinos. Se les preguntó “¿cuál de las zonas del país es la más riesgosa?”. La gran mayoría opinó que el Norte (66,3 por ciento). Una cuarta parte (25 por ciento) cree que el Centro es la zona más expuesta, y sólo una minoría (8,7 por ciento) estima que es el Sur. Este último dato podría explicarse por una convicción similar a la de que un rayo nunca cae dos veces en el mismo sitio. Fue la zona sur la afectada por el peor cataclismo de la historia en 1960, “plusmarca” poco envidiable que no fue superada por el sismo de Indonesia. Al parecer, los santiaguinos consideran que es difícil que se vaya a repetir allí el fenómeno.

A pesar de la distancia, ya que no es lo mismo acudir en ayuda de una región de nuestro país afectada por un temporal o un terremoto, los chilenos han mostrado una buena disposición a ayudar a las víctimas de la catástrofe asiática. Es una reacción solidaria natural, reforzada sin duda por las terribles imágenes y los relatos conocidos y también por la conciencia de que vivimos en un mundo globalizado, donde tenemos socios en todos los países arrasados por el tsunami. Solamente una minoría pequeña (5,3 por ciento) respondió que no estaría dispuesta a colaborar con las víctimas. La mayoría, en cambio, que dice que sí, señala que prefiere hacerlo a través de los mecanismos del Estado de Chile (39 por ciento), la Cruz Roja (38 por ciento) o la Iglesia (17,7 por ciento).

Es difícil que los chilenos olvidemos esta pesadilla que ocurrió tan lejos, pero que al mismo tiempo nos resulta tan cercana. Podría ser, sobre todo, una buena señal para prepararnos mejor para algo que no queremos pero que inevitablemente va a ocurrir en algún lugar de nuestras extensas costas.

Publicado en el diario Publimetro (se puede leer en linea desde metropoint.com) el 31 de diciembre de 2004

Volver al Índice