Votando en la edad de piedra...

Columna Tecnológica por José Miguel Santibáñez

Imagine que junto con inaugurar su casa nueva, en barrio nuevo, le indican que en esa comuna, hay cinco o seis supermercados de la misma cadena. Que todos tienen exactamente los mismos productos y que antes de ir a comprar, deben indicarle a cual de ellos Ud. debe ir (no, no se puede cambiar o va a ese o no compra) y en cual de las cajas debe pagar. No importa si las restantes cajas están vacías, Ud. sólo puede pagar en una de ellas... Eso si no le toca la "suerte" de ser el cajero ese día...

Puedo imaginar que la primera vez que se uso un sistema de votaciones con papeleta como el que tenemos, se usó básicamente la misma tecnología... Es decir, un cuaderno en el que hay que anotar que el votante sufragó, según un registro electoral en papel y sin ninguna posibilidad de hacer más óptimo el sistema... De hecho, como ciudadano responsable, he votado desde 1988 y cada vez, ha sido más o menos lo mismo.. Incluso me tocó ser vocal de mesa.

Pero el mundo ha cambiado bastante en estos 17 años... Nos llegó Internet, las "Nuevas Tecnologías de la Información y Comunicaciones" (NTIC) han cambiado la cara del mundo...

Hoy, he visto en Internet como varios votantes exhiben orgullosos, sus votos tal y como los marcaron... Claro, entraron a la urna con un celular con cámara y aprovecharon de fotografiarlos, ignorando de paso, que la ley les puede castigar muy severamente por ello.

Pero más aún, he visto las dificultades en distintos lugares de votación...

Creo que es urgente revisar el sistema y determinar como la tecnología nos puede ayudar un poco.

Primero está el tema de las mesas y locales de votación. La primera aproximación, es controlar que nadie vota dos veces, uno vota en una mesa de un local y aunque lo intente, no puede "repetirse" el plato. La segunda, es de orden práctico, tener una estimación razonable de la cantidad de votantes y disponer de los recursos (votos, estampillas, lápices) necesarios para que la actividad se desarrolle normalmente.

De la primera, creo que un buen sistema en línea, es más que suficiente. Con tecnología relativamente barata, se puede tener un computador capaz de leer el código de barras de la nueva cédula de identidad. Además se puede tomar una foto del votante y leer su huella dactilar, de manera que el registro sea completamente seguro (para demostrar lo vulnerable del sistema actual, piense en aquellos vocales que, en plena mesa de hombres, les toca atender a un transexual vestido de mujer, con peluca y maquillaje dominical ¿quién puede garantizar que es quien dice ser?).

De la segunda, siempre me ha llamado la atención la cantidad de votos que se pierden (en esta elección hay más de 250 mil ciudadanos que avisaron estar a más de 200 km y por tanto excusados legalmente de votar. En vez de tener tanto voto preimpreso, sería mucho más simple usar una buena impresora de producción (capaz de sacar varias decenas de páginas por minuto) e imprimir los votos que se requieran, a medida que se requieran. (de las estampillas, no creo que sea necesario hacer comentario, al menos no me voy a unir al coro de críticas)

El mismo sistema, habilita a que una persona pueda votar en cualquier local de votación. Y que, para el proceso de revisión de voto bien doblado, firma y depositar votos en la urna, puede un vocal hacer el trabajo sin mayor dificultad.

Y con menos vocales, no sería mejor buscar voluntarios? Incluso pagarles el día de trabajo (en muchos casos, es más trabajo que el de un día laboral normal). Y si hay dudas respecto de la imparcialidad al momento de escrutar los votos, entonces que se les filme mientras dura dicho proceso. Almacenar en un DVD (1000 pesos) un recuento de votos de estas mesas (ahora menos que antes), debiera permitir que cualquiera que tenga dudas, pueda revisarlo con calma y de manera incuestionable.

Otro aspecto atávico, sin duda, es tener que entintarse el dedo... No sólo arcaico, sino que confuso. Se vio por televisión a personas reclamando porque no les permitieron colocar su huella en el registro y que les iban a anular los votos (así de confuso) y para peor, en los mismos locales de votación, vocales bien intencionados le pasan a uno un papel para limpiarse el dedo y -en algunos- informan que en los baños hay detergente especial para sacarse la tintura... ¿cumplirá alguna función?

Y eso, claro, dejando abierta la puerta para que aquellos que estamos dispuestos a renunciar al secreto de nuestro voto, podamos hacerlo en sistemas electrónicos interactivos. Así sería aún más simple el ir a votar y no un acto de heroísmo que será rápidamente olvidado.

En fin, como dice el título, estamos votando como en la edad de piedra. Probablemente Hanna-Barbera habrían dibujado así una votación en los tiempos de los picapiedras... Sería hora de actualizar el sistema...

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