El cambio de la perspectiva...

Columna Tecnológica por José Miguel Santibáñez

Hace poco miraba mi "vieja" cámara fotográfica SONY, que aunque tiene menos de 10 años, su resolución (640 x 240 pixels efectivos) ya la hace bastante anticuada... Su gracia, eso sí, era la de guardar fotos directamente en disquetes... Así, cuando viajaba, me llevaba 3 o 4 cajas de disquetes (40 fotos por disquete, es decir 400 fotos por caja) y podía fotografiar libremente lo que se me ocurriera...

Pero los disquetes se volvieron obsoletos, por dos razones, por una parte, la aparición de los celulares y otras formas de comunicación inalámbricas, hicieron aumentar el campo electromagnético y eso afectó directamente a los disquetes, que se volvieron menos confiables, pero más importante que eso, es que bajaron de precio los otros medios de almacenamientos, y -fieles a la ley de Murphy- nuestra necesidad de almacenar datos, creció de manera impresionante.

Llegaron los CD (dicho sea de paso, hace algunos meses, encontré la boleta que registraba mi primera compra de CDs, es del año 1998, y en esa fecha, cada CD costaba $1600.-) y simplemente terminaron barriendo con los disquetes... Y luego los DVD han empezado a desplazar, poco a poco, a los CDs. Y luego los pendrives, algo tímidos al principio (16 MB, 64 MB) se han ido superando y ya los hay de 4, 8 y ¡16! GB (al menos según Super Media Store, que en Chile nunca he visto pendrives de tanta capacidad).

Y eso afectó a muchas otras cosas...

Hubo un efecto directo en la música. Al principio, los músicos estaban felices con los CDs, aunque se podían copiar a cassete, no era lo mismo, además los cassetes quedaban "cortados" al dar vuelta la cinta... Pero después vieron como se empezaba a leer los discos desde el computador y luego, usando los archivos MP3, vieron sus obras en Internet... Más fuerte fue el golpe que dieron los grabadores de CDs para computadores. Las obras, que tanto costaba componer, llegaban sin más intermediarios "de Internet a la cuneta", a precios irrisorios... Y el "pirata" ni siquiera compraba un disco original para copiar, solo bajaba de Internet los archivos MP3 y luego sacaba sus copias. Claro, los MP3 no son "copias exactas" del original... Para lograr que el audio ocupe poco espacio, la idea es comprimirlo, pero en una compresión MP3, parte del original se pierde... Por eso, ahora llega FLAC (Free Loseless Audio Codec, o Compresión de Audio Sin Pérdida y Gratuito) que si bien no comprime tanto como MP3 (un archivo FLAC pesa casi 3 o 4 veces más que un MP3) esta vez SI es una copia fiel del original... Y como ahora, el tamaño NO es la limitante que era hace 10 años, entonces puede que FLAC destrone a MP3...

También hubo un efecto en las películas. Del cine, saltamos al video cassete, el viejo VHS. Y de las viejas películas en VHS (esas copias de copias, donde más que ver, uno adivinaba lo que pasaba) llegamos a los DVD, maravillosas unidades capaces de contener una película, bandas sonoras en diferentes idiomas, subtítulos, y una serie de elementos adicionales... Y para evitar que pasara la misma historia de la Música y los CDs, les pusieron "MacroVisión" (el sistema para prevenir que se copie a VHS) y "zonas" para impedir que las películas que se venden en USA sirvan en Chile... Pero las trabas están para ser superadas. Ni macrovisión ni las zonas iban a impedir que se leyeran las películas en el computador... Y de ahí se sacaran a "VCD" ese formato de video en CD, de una calidad bajísima, pero que permitió que muchos "emprendedores" hicieran su agosto vendiendo las últimas películas en uno o dos CDs a quien estuviera dispuesto a comprar en cuneta. Y cuando llegaron los grabadores de DVD, no se hicieron esperar, actualizaron su tecnología y salieron a vender los DVDs piratas, y al igual que en la música, simplemente ahora SI tienen copias fieles (o casi fieles) del original. Y ojo, que con los últimos pendrives y los MP4, es perfectamente posible meter una copia completa de un DVD (incluso doble) en el pendrive y/o procesarla para verla en el MP4...

Pero el efecto más interesante, ocurrió en las aplicaciones de Software. Y aquí la historia abarca más tiempo. Cuándo estudiaba en la universidad, hace 20 años lo común era tener dos disquetes (de los grandes, de menos de medio mega de capacidad) uno para el sistema operativo (D.O.S.) y el procesador de textos (WordStar o WordPerfect) y en el otro, estaban los archivos (¡todos los archivos de la carrera!) Así, uno llegaba a un computador, lo encendía, y usaba sus propios archivos y aplicaciones. Luego, con los discos duros, las aplicaciones empezaron a usar más espacio. Ya no bastaba con un par de disquetes, así que se volvió necesario usar las aplicaciones que estuvieran instaladas. Eso significó una buena fuente de ingresos para los proveedores de software (Microsoft en particular) que empezaron a vender licencias "asociadas al disco duro"; total "todo computador debe tener esas aplicaciones instaladas". Pero apareció (tímidamente al principio) una idea de cambio, los "Live CD", casi todos asociados al sistema operativo Linux, empezaron a usar el CD como un gran disquete desde el cual "parte" el computador, sin necesidad de intervenir para nada en el disco duro. Con una serie de herramientas previamente instaladas (y todas de libre distribución) era una solución interesante para poder transportar aplicaciones propias... Y para los archivos, simplemente los pendrives. Una solución casi redonda. Pero claro, el estándar de facto, es windows y ahí no hay opción de "Live CD". Y a casi ningún cibercafé le agrada que uno llegue con su LiveCD a "revolver el gallinero".

Hasta que aparecieron los Pendrive de 1 GB (o más) y las aplicaciones móviles.

La idea no podía ser más simple, disponer de una serie de aplicaciones pensadas para poder ser utilizadas desde un pendrive. Ud. llega con su pendrive al cibercafé, o a la casa de algún amigo, o a su casa y a su oficina; lo conecta al PC, y luego usa las aplicaciones que trae en su pendrive. Lleva consigo la lista de favoritos (aunque hay que usar firefox, y no internet explorer) sus correos (aunque usa thunderbird, y no outlook) y sin olvidar sus archivos de texto o sus planillas de cálculo aprovechando OpenOffice (y sin preocuparse de que haya un virus en el disco duro).

Y para facilitar aún más las cosas, llegó U3 (presumo que el nombre es un juego de palabras, ya que los actuales pendrives son USB2, lo siguiente, tecnológicamente hablando, podría ser U3) un pendrive con un chip especial, cuando Ud. lo conecta a su PC, aparece un nuevo icono que le permite ver y utilizar las aplicaciones instaladas en el Pendrive... Incluso podría llevar una copia de esas páginas para leerlas donde le acomode...

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