Riéndose del prójimo

Incluso en el oscuro mundo de las bromas pesadas en público –cámaras escondidas, por ejemplo- hasta ahora se habían respetado ciertas reglas del juego. La más clásica: revelarle, al final de la emboscada, la verdad a la víctima. Es lo que ocurre habitualmente en los programas televisivos de este tipo, desde Londres a Buenos Aires. Fue lo que hicieron dos cubano-norteamericanos que entrevistaron a Fidel Castro haciéndose pasar por Hugo Chávez hace algún tiempo y se ganaron la furia asesina del líder cubano.

Al traspasar este límite en su engaño al Presidente electo de Bolivia, Evo Morales, el equipo del “Grupo Risa” de radio COPE, de España, generó un inesperado enfrentamiento diplomático y abrió las puertas a nuevos y más extravagantes excesos mediáticos. También plantea un cuestionamiento ético, más difícil de justificar cuando se trata –como en este caso- de una emisora que pertenece a la Iglesia Católica y se pone de manifiesto un profundo desprecio por los “sudacas”.

Aunque permanente, el tema ético se ha ido agudizando. En Chile, en estos momentos el Consejo de Etica de la Federación de Medios analiza la situación creada por el supuesto mal uso de información privilegiada –ya sancionada en primera instancia por la Superintendencia de Valores- en el caso de la empresa Schwager y que habría beneficiado al director de un diario especializado. El Tribunal de Etica y Disciplina del Colegio de Periodistas de la Cuarta Región estudia una denuncia contra profesionales acusados de recibir un financiamiento ilícito por parte de una autoridad edilicia.

Si los periodistas y los medios periodísticos tienen en Chile mecanismos de autorregulación, no pasa lo mismo con quienes no son periodistas o ejercen en el ámbito de la farándula. Allí pareciera que todo está permitido: lanzar gatos al aire, hacer gala de un lenguaje coprolálico, burlarse de los defectos y las enfermedades de los demás y construir noticias sobre rumores o falsedades.

En el mundo entero estas situaciones han terminado por llevar a lo que ningún periodista o responsable de medios quiere: la adopción de leyes que establecen severos límites a la libertad de expresión e información. En el ámbito de las finanzas el tema en Chile recién se plantea. Pero hay registro de casos escandalosos desde Estados Unidos hasta Europa. En España, la Comisión Nacional del Mercado de Valores acaba de proponer una serie de medidas que se calificaron como atentatorias contra la libertad de prensa ya que se quiere obligar a las empresas que informen a las autoridades antes de entregar noticias a los medios. También se pide evitar los “matices adicionales”. El argumento es que se quiere evitar la entrega improvisada de información de trascendencia.

Una encuesta del Colegio de Periodistas reveló este año que la mayoría de las numerosísimas escuelas de periodismo tienen cursos de ética periodística y en muchos de ellos se utiliza la metodología del estudio de casos. Pero, a veces, uno descubre que se puede pecar de ingenuidad en esta materia. Los “delitos” de nuestros estudiantes son tan simples como Juanito, en la básica, que mira por encima del hombro para copiarle a Rosita. La diferencia es que usan tecnología más sofisticada. Y que, como a veces están a punto de egresar, sienten que el castigo es excesivo cuando, dicen, nunca tuvieron una mala intención.

Pero no son las intenciones las que se juzgan, sino los resultados. Si no, habría que preguntarle al equipo que engañó a Evo Morales.

Publicado en el diario El Sur de Concepción y La Prensa Austral de Punta Arenas en diciembre de 2005

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