Edición del 22 de Mayo de 2011
Cuesta calificar el veloz episodio de la prohibición-investigación-autorización del uso de las bombas lacrimógenas.
Nos conocimos hace más de medio siglo. Fue en lo que Santiago del Campo bautizaría como "la guagua de fierro, cemento y cristal", el entonces flamante edifico de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile, en los confines del Instituto Pedagógico.
De las muchas preguntas sin respuesta que dejó la muerte de Osama bin Laden, hay una que no tiene sentido práctico pero sí moral: ¿Por qué el Presidente Obama decidió la ejecución del líder de Al Qaeda sin juicio alguno?
A la hora de establecer las identidades, el combate fue desigual.
Historias cortas para el registro.
Tal y como fueron dichas...
Debe ser genético, porque a todos -cual más, cual menos- nos parecen gustar las teorías de la conspiración...
Correspondencia recibida desde nuestra edición anterior.