Títeres y Marionetas

Una tradición que no muere

Un ajetreado verano en Chile confirma lo que mostró un viaje por algunos de los más selectos mini-escenarios de Europa. En el viejo continente el alfa y el omega del teatro de muñecos pueden situarse entre los títeres del Luxemburgo, en París, y el afamado escenario de las marionetas de Salzburgo.

En “Beckett”, declaró Sandra Vargas al anunciar su presentación en Santiago, su compañía recurrió al milenario arte del bunraku, técnica de origen japonés en la que cada muñeco es manejado simultáneamente por tres actores enfundados en trajes negros. “En este trabajo, dijo la titiritera chilena, residente en Brasil, se ve la delicadeza de la manipulación más precisa y exacta”.

Su compañía –Sobrevento- trajo también este verano una obra infantil inspirada en “Irredención” de Baldomero Lillo con la cual participaron en el festival “Teatro a Mil”. En los mismos días, en Santiago y otras regiones hubo variadas presentaciones de conjuntos nacionales y extranjeros. De este modo, el teatro de muñecos que se puede expresar en múltiples formas –muñecos de guante, marionetas de hilo, teatro de sombras- alcanzó entre nosotros un nivel distinto a otros años y demostró que no es sólo un juego de niños.

Lo notable es que esta revalorización del teatro de muñecos, que por un momento pareció mortalmente golpeado por la televisión y los entretenimientos electrónicos, se está registrando en todo el mundo. En Argentina, a pesar de la crisis, los títeres y marionetas están en plena actividad. También lo comprobamos personalmente en Europa, cuando finalizaba el verano, el año pasado.

El teatro de muñecos, una tradición antigua como el mundo, que los estudiosos remontan al teatro de sombras, que a su vez se originaría en los juegos de luces de las fogatas del hombre de las cavernas, está vivo y goza de excelente salud. En Praga -situación llamativa, pero no insólita- dos compañías de marionetas compiten con Don Giovanni, de Mozart. Ambas lo hacen a teatro lleno. En el teatro Nacional, donde se fundó Unima en 1927, debido a que las localidades no están numeradas, el público repleta la sala con más de media hora de anticipación.

Para toda edad

El alfa y el omega del teatro de muñecos de Europa podrían situarse entre los títeres para niños del Luxemburgo, en París, y el afamado escenario de las marionetas de Salzburgo.

Lo vimos, “en vivo y en directo” a fines de septiembre. En París, Francis Claude Desarthis completaba una temporada más en la huella de su padre, en su tradicional teatro en un rincón del Jardín del Luxemburgo. "Las aventuras de Minouchet", es un clásico espectáculo de títeres de guante, en el cual el protagonista es el arquetípico "Monsieur Guignol". Se podría creer que Guignol pasó de moda, desplazado por los personajes de la televisión. Pero no es así. Pese a su atuendo anticuado, en cada función recibe el alegre saludo de los niños del siglo XXI con el mismo cálido afecto de finales del siglo XIX. La magia, evidentemente, no se ha perdido.

Los espectadores con los cuales nos encontramos apenas unos días después en Salzburgo, no era, como se podría imaginar un montón de nostálgicos de la tercera edad. Por el contrario, era un público heterogéneo, vestido formalmente como suele ocurrir en Austria cuando se va a un espectáculo importante, compuesto por visitantes de todo el mundo, muchos de los cuales -como nosotros- habían reservado sus entradas vía Internet.

El "Sueño de una noche de verano", es una adaptación de la obra de Shakespeare desbordante de poesía en un tono humorístico-sentimental que sólo la tradición austríaca podría producir.

Es la más reciente producción que se integra a un repertorio compuesto actualmente por nueve obras y que incluye cuatro óperas de Mozart. Anton Aicher, abuelo de Gretl, inició la compañía hace casi 90 años. Una de las primeras obras de las cuales hay registro filmado es un emocionante homenaje a la Paulova con “La Muerte del cisne”. Pero, sin duda, la fama mundial, llegó después de la guerra, cuando la compañía se especializó en Mozart y sus complejas óperas. Antes había abordado numerosos cuentos europeos tradicionales lo que mereció hace medio siglo justo un despliegue gráfico a todo color en la revista Life.

En Europa la historia de las marionetas se remonta a la Edad Media, cuando se enseñaba el Catecismo por medio de muñecos. “Marioneta” viene de “Pequeña María”, por la Virgen María, una de las figuras más populares de ese tiempo.

El espectáculo, mudo al comienzo -escribió Genevieve Petit en su obra "Faites des Marionnettes"- incorporó más tarde un narrador a fin de que todo el mundo pudiera comprender la acción compleja y a menudo cargada de símbolos. Más tarde, (los muñecos) se pusieron a hablar y a cantar, con o sin acompañamiento de orquesta

Todo esto lo actualizan y resumen los responsables de la compañía de Salzburgo con una enfática afirmación:

Si alguien cree que el teatro de marionetas es sólo para niños está profundamente equivocado. Aquí las óperas que se presentan en los más famosos teatros del mundo son interpretadas por las marionetas con las mejores grabaciones disponibles. Por supuesto, las funciones de la compañía constituyen una manera ideal para introducir a los niños al mundo de la ópera”.

Arte antiguo

Lo que, a fin de cuentas no debería resultar tan sorprendente es que todas estas presentaciones -algunas a tablero vuelto, como las de Salzburgo y Praga- ocurrían cuando todavía no se terminaba de asentar la nube de humo, tierra y terror que dejaron como saldo los atentados contra Nueva York y Washington. Después de dos guerras mundiales, en vísperas de lo que podría ser un tercer conflicto de proporciones planetarias, lo que muchos consideran simplemente una entretención para niños da pruebas vitales de que es realmente el arte más antiguo del mundo. Diversas investigaciones coinciden en que las raíces del teatro de títeres se remontan al comienzo de la historia:

"El hombre prehistórico, señala la autora Petit, debió observar su sombra y las de los suyos sobre los muros de su cueva o de su refugio entre las rocas, ya que el fuego estaba generalmente a la entrada o en las afueras de este refugio. A partir de estas sombras, empezó sin duda a buscar otros motivos para imitar. (...) Podemos imaginar cómo de pronto alguien descubrió que con sus manos podía crear sombras semejantes a figuras de animales. (...) Recordemos que el fuego y la oscuridad poseen una rica carga simbólica. Ambos favorecen la reflexión y la meditación y están íntimamente ligados a la magia y a la vida espiritual. Esta es, sin duda, la razón por la cual los temas de las presentaciones primitivas son metafísicos o religiosos. Las marionetas mismas se convierten en figuras sagradas".

En Egipto, Grecia o Roma, dicen los historiadores, se han encontrado sepulturas de niños con muñecos articulados. Hay constancia en textos de Herodoto y otros autores de la existencia de espectáculos en los que se empleaban grandes marionetas. Eran, dice Genevieve Petit, "juegos populares muy apreciados por el gran público".

Desde entonces, aunque ha pasado mucha agua bajo los puentes del mundo entero, lo que comúnmente se conoce como teatro de muñecos ofrece variadas posibilidades.

El teatro de sombras, una especialidad cultivada con pasión en muchos países, se enlaza directamente con las figuras accionadas por varillas en el teatro clásico de Indonesia. Pero las formas más populares en Occidente son, sin duda, el teatro de guante (los "títeres" propiamente tales) y las marionetas manejadas con hilos.

Recuento de viaje

Títeres de guante y marionetas constituyen una parte importante del mercado del arte y paralelamente de los “souvenirs” turísticos en Europa hoy.

No es difícil encontrar versiones de Monsieur Guignol a la venta en Francia. En Florencia y otras ciudades italianas el “best-seller” es el “Pinocchio”, en todos los tamaños y calidades. En Venecia, junto a las famosas máscaras que recuerdan el Carnaval, es imposible sustraerse a la magia de las marionetas, algunas de gran tamaño, desplegadas en decenas de tiendas en las cercanías de la plaza de San Marcos. “Zanni”, un muñeco que representa los dioses y demonios de la tierra y de la fertilidad, recalca las raíces profundas del arte de muñecos en la historia del hombre, sus temores y esperanzas.

El “director” de Don Giovanni: personaje con reminiscencias 	mozartianas. Del Teatro Nacional de PragaPero, sin duda, el despliegue más fascinante de muñecos se encuentra en Praga, donde la nueva economía todavía no termina de consolidarse luego del fin del régimen marxista y la irrupción de los mercados abiertos.

En una de las compañías que presentan Don Giovanni se nos advirtió que tuviéramos cuidado con la competidora, “dominada por la mafia rusa”. También se los acusa de estar detrás de la comercialización en gran escala de muñecos, empezando por el popular Kasparek y Don Juan, su criado, el cínico Leporello, y el resto del elenco. Imposible saber donde termina la verdad y empieza el mito. Pero es evidente que la República Checa, país de gente amable y gentil, que tuvo éxito en su “Revolución de Terciopelo”, todavía no termina el tránsito a los nuevos tiempos de la globalización.

Una vitrina en Venecia: máscaras y marionetas de todos estilos… y precios. (Foto A.M. Allendes)Nuestro apretado itinerario no sólo incluyó funciones de títeres y marionetas. Además, este tour altamente especializado, incluyó visitas a museos. De haberlos, los hay. Pero ninguna exhibición se anuncia con la misma profusión de otras muestras artísticas. Y, por lo menos en un caso, en Venecia, comprobamos con desazón que la colección de títeres y marionetas no estaba visible. ¿Motivo? Su traslado a la Casa Goldoni.

Lo que sigue es un recuento de lo que se puede ver:

  • París. Musée Nacional des Arts et Traditions Populaires. Situado en un amplio edificio en el Bois de Boulogne, cerca de la plaza Maillot, antes estuvo en el otro extremo de París, cerca del Museo del Hombre, frente a la Torre Eiffel y poco saben allí de su ubicación actual.
    Consiste en una muestra variada de la vida francesa a través del tiempo. Pero lo pertinente para el caso es su famosa colección de marionetas. Llama la atención el vasto local, bien provisto, pero con poco público.
  • Roma. Museo Nazionale delle Arti e Tradizioni Popolari. Está situado en medio de un conjunto de cinco museos y el archivo nacional, en el EUR, una urbanización que rompe cualquier imagen preconcebida que uno pueda tener de la Ciudad Eterna. Su propósito, que se remonta a comienzos del siglo XX y que está en este emplazamiento desde los años 50, es de recoger -igual que su similar francés- el “patrimonio etnográfico”, lo que incluye reconstrucciones de la forma de vida de los diversos pueblos de la península, sus trajes regionales, sus fiestas y también sus formas de entretención, entre las cuales figuran desde hace largo tiempo los títeres y los “pupi”. Aunque se aprecian diferencias en la confección y representación, resulta notable apreciar cómo se difundía este arte en toda la península, a veces en formas muy poco elaboradas, otras mediante verdaderas obras de arte. Hay en este museo “pupi”, muñecos con un gancho en la cabeza e hilos en los brazos, de los siglos XIX y XX, procedentes de Roma, Nápoles y Sicilia. Su repertorio estaba compuesto de obras de caballería, dramas históricos y religiosos que se representaban en “italiano popular”, a veces por capítulos, como las modernas teleseries.
  • En el Museo de la Fortaleza de Salzburgo: poner a prueba la habilidad para manipular muñecos. (Foto A: Santibáñez).Salzburgo. Aparte del Teatro de las Marionetas donde se pueden ver algunos de sus famosos muñecos, la compañía tiene una pequeña muestra en la imponente Fortaleza (“Festung”) de la ciudad, un castillo medieval estratégicamente situado sobre una pequeña colina. Allí, junto con figuras de diversa procedencia, se exhiben muñecos y escenografías propias, además de programas antiguos y otros recuerdos. En un televisor se exhibe un video-clip de “La Flauta Mágica” y hay, incluso, una marioneta a disposición del público por si alguien quiere probar su habilidad para manejarla.
  • Viena. La antigua capital imperial no esconde sus títeres y marionetas. Pero tampoco se las encuentra con facilidad. En el Theater Museum, en el centro de la ciudad, el mayor impacto lo recibe el visitante gracias a la obra de Richard Teschner, quien estudió en Praga y en Viena y trabajó incansablemente a lo largo de la primera mitad del siglo XX.
    Artista versátil, pintor y escultor, dejó un notable legado con connotaciones poéticas que superan largamente el universo infantil como su “Hechicero del amor”, con una hermosa figura de pechos desnudos. Pese a ello, Teschner también se insertó en la tradición de los relatos para niños con figuras de gran calidad. Destacan, sin duda, las que confeccionó para “La hija del Dragón”, “Schach”, que recuerda la llegada de los turcos a las puertas de Viena, o “La Princesa y el aguador”.

En resumen: si va a Europa, además del Louvre y la Capilla Sixtina, recuerde que hay otros itinerarios interesantes. Y si no va a Europa, la próxima vez que vea la cartelera de espectáculos, no piense sólo en sus hijos pequeños o los nietos. No olvide que en la raíz de cualquier espectáculo de muñecos hay una poderosa y muy larga tradición.


Ana María Allendes frente al teatro de las Marionetas de Salzburgo: el sueño realizado. (Foto A: Santibáñez).La historia de una marionetista precoz

Ana María Allendes es, probablemente, una de las personas que más sabe de títeres y marionetas en Chile.

Lo que empezó con un curso en el Instituto Cultural de Las Condes, lo ha ido profundizando con años de práctica, docencia e investigación. Ha formado la tercera biblioteca privada más importante de América Latina en la materia; estableció una fundación destinada “a la dignificación del teatro de muñecos”; ha hecho clases en la Universidad Diego Portales y ha dictado conferencias en otros centros de estudios de todo el país. También ha viajado. Por su participación en Unima, la Unión Mundial de la Marioneta, estuvo en Japón y Francia y en otras reuniones internacionales en América Latina. Por invitaciones de los respectivos gobiernos ha llevado sus espectáculos a la India y a Israel.

Pese a todo, Ana María, que ha contado una y otra vez que descubrió su vocación cuando vio en el Teatro Municipal de Santiago “La Flauta Mágica” con las Marionetas de Salzburgo, sentía que le quedaba pendiente una importante visita en su agenda.

Este año, cuando empezaba el otoño en Europa, finalmente cumplió lo que era un sueño y -tal vez- una obsesión.

En septiembre, cuando terminaba la temporada en su majestuoso teatro a orillas del Salzach, un plácido río que cruza Salzburgo, Ana María se entrevistó con Gretl Aicher, actual directora de la compañía, y luego de una visita entre bastidores, tuvimos oportunidad de presenciar la representación del “Sueño de una noche de verano”. No sólo eso. Vimos las marionetas que habían estado en Chile en aquellos lejanos años. Y también, en el pequeño museo de la fortaleza, se dio el gusto de manipular uno de ellos y traerse, para el Museo de la Fundación, el inolvidable personaje de La Flauta Mágica: Papageno.

Papageno en el Museo de la Fortaleza de Salzburgo. (Foto A.M. Allendes).
Papageno en el Museo de la Fortaleza de Salzburgo. (Foto A.M. Allendes).

Papageno, el conocido personaje de La Flauta Mágica. (Foto del catálogo de las Marionetas de Salzburgo).
Papageno, el conocido personaje de La Flauta Mágica. (Foto del catálogo de las Marionetas de Salzburgo).