Más explicaciones periodísticas

Jessica Lynch no recuerda mucho de su odisea. Recluida en una habitación del hospital militar Walter Reed, de Washington, pasa la mayor parte del tiempo acompañada por su padre. Al parecer, está tranquila. Pero la historia de su rescate, que iluminó las horas más sombrías de la reciente guerra con un toque de heroísmo y caballerosidad -los rudos soldados que rescatan a su valerosa camarada, apresada en fiero combate-, está recién empezando.

Al principio fueron sólo rumores que el Pentágono se negó siquiera a comentar. Pero, posteriormente, en medio del vendaval de críticas a los medios que desató el caso de Jayson Blair en "The New York Times", el principal diario de la capital norteamericana, "The Washington Post", debió ofrecer públicamente el resultado de su propia investigación sobre la historia de Jessica Lynch. El documento de doce carillas explica que el diario que hace más de 30 años cavó la tumba política del presidente Nixon, se enredó ahora en una historia simple adornada en exceso por el Pentágono. "Gran parte de la historia todavía permanece envuelta en el misterio", dice el informe publicado el martes de esta semana. En el documento reconoce que su informe inicial fue criticado ampliamente porque no tenía "fuentes identificadas y entró rápidamente en contradicción con otras versiones". Para aclarar la situación y siguiendo el ejemplo de "The New York Times", el diario "entrevistó a docenas de personas, incluyendo personas relacionadas con la familia de Jessica Lynch en West Virginia, doctores iraquíes, enfermeras y testigos civiles en Nasiriyah y oficiales militares y de inteligencia en Washington".

El resultado es un informe exhaustivo, que comienza con la emboscada en la cual cayó prisionera la soldado, tras quedar gravemente herida. En el enfrentamiento murieron varios militares norteamericanos y tanto Jessica Lynch como otra compañera, Lori Piestewa, la conductora del vehículo emboscado, fueron llevadas a un hospital. Allí sólo sobrevivió la soldado Lynch. Según los testimonios del personal del hospital, lloraba mucho y no quería ser atendida por gente que no conocía. La mayoría coincide en que fue muy bien tratada. Pero hubo también informes de que habría sido golpeada, para que hablara. Mientras ella no esté en condiciones de entregar su propia versión es difícil saber si todas sus heridas las recibió únicamente en el combate y al volcarse el vehículo que manejada su amiga Piestewa.

La historia culminó en la madrugada del 1 de abril, cuando un grupo de comando irrumpió en el hospital. Según todos los testimonios, lo hizo al estilo clásico de Hollywood y la televisión: llegaron en helicóptero y entraron al grito de "Go! Go! Go!" ("¡Vamos, vamos!"). Era "como una película de Rambo", dijo el doctor Anmar Uday a "The Washington Post". "Pero nosotros no éramos Rambo. Sólo estábamos esperando que nos dijeran qué hacer".

Lo demás fue propaganda, confirmando el viejo dicho que en una guerra la primera víctima sigue siendo la verdad. Pero, habría que agregar, al final siempre esa verdad sale a flote. Es lo que ha ocurrido en este caso.

Publicado en el diario El Sur de Concepción el sábado 21 de Junio de 2003

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