Periodistas en la mira.

La guerra en Irak ha puesto en evidencia lo mejor y lo peor del periodismo. Desde el comienzo, gracias al sacrificado esfuerzo de los enviados especiales, fue posible seguir el detalle de las acciones de cada día. Además de unos 600 reporteros "incrustados", según la expresión oficial, en las tropas anglo-norteamericanas, había numerosos periodistas en Bagdad y otras ciudades. Ello permitió una visión más equilibrada. Según el diario "ABC", la mayoría de los expertos consultados concuerda en que se puede hablar de la vuelta en plenitud del corresponsal de guerra. La primera Guerra del Golfo y otras recientes acciones bélicas norteamericanas hicieron temer su desaparición. Pero no ocurrió así. Los corresponsales han renacido y de nuevo tiene vigencia la definición del legendario Robert Capa: "Si las fotos no son buenas, es que no estás suficientemente cerca".

Este trabajo en el terreno no impidió, sin embargo, la confusión del espectador común y corriente. Todos fuimos abrumados por el exceso de información, las imágenes repetidas y la carencia de análisis.

La televisión fue lo que más se vio. Pero lo que realmente sirvió fueron los análisis escritos o de radio, más que la televisión o Internet. Desgraciadamente fueron pocos. Otra nota sombría a la hora del recuento corresponde a los periodistas muertos o heridos.

Ya se sabe que una guerra, como toda acción violenta, puede resultar peligrosa para sus testigos presenciales. Pero lo que pasó en Irak, esta vez, supera todo lo conocido: simplemente, como lo han destacado diversas organizaciones internacionales, pareciera que el Pentágono no se preocupó de proteger a los reporteros que no estaban "incrustados". Peor aun: el disparo de un tanque contra el hotel Palestina, que cobró dos vidas y puso en peligro a los enviados de Televisión Nacional de Chile, seguido de una incursión violenta de marines en el mismo hotel (el martes 15 de abril), han hecho que muchos se pregunten si no hubo acciones dirigidas claramente contra los periodistas. Así lo sostuvo el Colegio de Periodistas de Chile en una carta al Presidente Ricardo Lagos en que pide una protesta internacional porque "no tenemos dudas de que estos ataques fueron dirigidos contra los periodistas".

Al hacer un recuento de estas situaciones, el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ) incluyó también el ataque contra las oficinas en Bagdad de Al-Jazeera, que costó la vida de un periodista. Este hecho, hace notar el comité en una carta al secretario de Defensa norteamericano, es especialmente grave porque las coordenadas del edificio habían sido informadas al Pentágono en febrero. También destaca que "las instalaciones de la estación (ya) habían sido bombardeadas en Kabul, en noviembre de 2001".

En Irak, a los peligros propios de una guerra, las tropas norteamericanas lamentablemente han agregado actitudes que no se condicen con la tradición libertaria de su nación. Ello debería preocupar a todos los periodistas en todo el mundo. Y también a todas las personas que consideran que la libertad de expresión es un derecho humano básico.

Publicado en el diario El Sur de Concepción y La Prensa Austral de Punta Arenas el sábado 19 de abril de 2003

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