Editorial:

Periodismo responsable sin tinta ni papel

Santiago, domingo 23 de Marzo de 2008

No es la primera vez que una investigación periodística provoca un terremoto político. Pero lo que ocurrió en el Registro Civil después de la denuncia de CIPER1 no tiene precedentes: bastó la difusión de un reportaje por el ciberespacio para provocar un considerable revuelo.

El desarrollo fue fulminante. El jueves 20 el ministro de Justicia, respondiendo probablemente a una estrategia comunicacional de emergencia de La Moneda, cortó por lo sano y pidió la renuncia a la cúpula del organismo. “Esta decisión se ha adoptado teniendo presente la conveniencia y la necesidad de dar absoluta garantía de transparencia, lo que en nuestra opinión como gobierno resultó lesionado a raíz de los antecedentes y de las denuncias que se han recibido en los últimos días respecto de este proceso de licitación”, dijo Carlos Maldonado.

El reportaje en cuestión, firmado por Cristóbal Peña y Mónica González, dio cuenta de graves irregularidades en la adjudicación de un contrato por más de 80 millones de dólares entre el servicio y la empresa de origen indio Tata Consultancy Services BPO Chile S.A: “La licitación, impugnada por Contraloría en enero, implica proveer la plataforma tecnológica, comunicaciones e informática para, entre otras cosas, administrar la base de datos de todos los chilenos. CIPER se adentró en la trama de este millonario negocio y descubrió -entre otras irregularidades- la existencia de un asesor clave de Arenas, que elaboró bases y evaluó técnicamente las propuestas al tiempo que trabajaba para la empresa que resultó beneficiada. De las denuncias de ofrecimientos de coimas en esta licitación ya estaba alertado el Ministerio de Justicia”.

Con doce carillas de extensión y 35 mil caracteres, el reportaje no era un simple volador de luces y así se entendió en el gobierno.

En una entrevista con Las Últimas Noticias, uno de los autores, Cristóbal Peña sostuvo que siempre estuvieron conscientes del eventual revuelo: “Sabíamos que de haber coherencia en las autoridades políticas, lo normal sería que (el entonces director del Servicio, Guillermo) Arenas renunciara o que se le pidiera la renuncia”. Lo que no sospechaban era que, junto con Arenas, cuyo asesor principal, Andrés Contardo, había trabajado previamente para Tata, también cayeron cuatro integrantes de la plana mayor.

Esta fuerte reacción se explica, según cree Peña, por “la coyuntura actual”. El gobierno, dijo a Las Últimas Noticias, “no resiste otro escándalo más”.

Las repercusiones, aunque previstas en parte, ponen de relieve un hecho fundamental: el periodismo chileno, que en los primeros años post-dictadura estuvo aletargado y pasó luego a un exceso de denuncias con poco sustento, podría estar encaminándose por el camino de la investigación de excelencia.

Es prematuro todavía para establecer si la tendencia se va a afianzar o no. Pero es de celebrar que exista un ejemplo destacado. No es, por cierto, el único, pero resulta decidor que al publicarse en Internet mostrara que, en la modernidad, el periodismo denuncia puede ser tan exigente y riguroso como el de los tiempos de la linotipia.

Y lograr parecidos efectos.

Abraham Santibáñez

Nota:

  1. Conforme su propia explicación, “El Centro de Investigación e Información Periodística (CIPER) es una institución independiente que desarrolla principalmente reportajes de investigación de acuerdo a principios de máxima calidad e integridad profesional. CIPER no tiene fines de lucro, cuenta con financiamiento del sector privado –COPESA- y de instituciones internacionales, como el aporte de la Open Society Foundation de Londres (fundada por George Soros) y de otras entidades. Los compromisos con estas instituciones no condicionan su línea editorial. Sus fundadores y directores son dos periodistas de larga trayectoria en el periodismo de investigación: Mónica González y John Dinges”. http://ciperchile.cl/

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