Editorial:

Hora de decisiones en Venezuela

Santiago, 20 de Mayo de 2007

En los próximos días debe sellarse la suerte de RCTV, el canal de Radio Caracas Televisión que ha sido amenazado el Presidente Hugo Chávez. Igual que en Chile, en Venezuela las frecuencias de radio y televisión son concesiones del Estado que deben renovarse de tiempo en tiempo. El Estado puede condicionar su uso, pero no puede darlas o quitarlas por un capricho.

Todo indica, a pesar de una vigorosa campaña internacional y una mayoría en su propio país que cree que debe mantenerse la concesión, que el Presidente Chávez va a negar la renovación. La razón, más allá de los calificativos, es que RCTV, en su momento, apoyó –supuesta o realmente- el intento de golpe de estado en contra de Chávez.

Esta no es una buena razón: una concesión puede cancelarse por usarse en forma indebida, por delitos o por otras infracciones a la ley, pero un supuesto apoyo a un golpe en circunstancias confusas -que incluso involucraron a Chile en los malentendidos- no es causa justificada. Menos todavía cuando quien aplica esta sanción protagonizó él mismo un intento de golpe de estado que costó vidas en los años 90.

La libertad de prensa, lo hemos dicho muchas veces, es casi siempre aceptada solo como un mal necesario por los gobiernos, cualquiera sea su signo. Pero, precisamente en momentos difíciles como los que vive Venezuela, en que desde el gobierno se amenaza a la oposición y se descalifica permanentemente a quienes tienen opiniones discrepantes, incluso si se trata de jefes de estado, es cuando se hace más imperativo el respeto a las opiniones, todas las opiniones.

Un país donde no se pueda discrepar no es un país democrático. Un país donde se clausuran medios arbitrariamente no es un país democrático.

Si se concretan las amenazas –y todo hace temer lo peor- no se podrá seguir diciendo que Venezuela sea una nación democrática, respetuosa de los derechos de los ciudadanos. Así de simple.

Abraham Santibáñez

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