Editorial:

Ojo con los duendes

Santiago, 18 de Diciembre de 2005

Sin proponérselo, Sebastián Piñera, en entrevista en El Mercurio, definió el domingo 18 el verdadero nudo del debate en la segunda vuela en la carrera presidencial: ¿Cuáles son las condiciones que debe reunir quien aspira a conducir el país?

Según sus propias palabras, el candidato debe demostrar “respeto a la verdad, prudencia y sabiduría”. Al sostener que Michelle Bachelet no llena estos requisitos, le dice al país, rotundamente, que el único capacitado para el cargo es el mismo. Pero ¿es realmente así?

Los acontecimientos que se precipitaron inmediatamente después de conocidos los resultados del 11 de diciembre, hablan –por lo menos, de que tiene varas distintas para medir méritos o errores, conforme se trate de los propios o de los ajenos. Resulta irónico que afirme que la candidata de la Concertación se deja influir por poderes extraños a ella si se recuerdan sus repetidos tropiezos con los poderes fácticos en los últimos quince años, culminando con el episodio en el cual su ahora jefe de campaña lo “bajó” de la presidencia de Renovación Nacional. Es irónico, también que pida consideración y juego limpio quien –independientemente de la repudiable forma en que fue denunciado en TV- no tuvo escrúpulos en tratar de manipular a un periodista en desmedro de una supuesta aliada como era Evelyn Matthei.

El candidato Piñera sostiene que ilustrar un aviso de campaña, que contraviene la norma legal, con una foto de una concentración norteamericana es un “detalle”, un error de los “duendes” del taller, por lo que debe pasarse por alto, porque no hubo mala intención ni es grave. Tampoco es grave “inflar” el curriculum con distinciones que no existen en Harvard. Lo grave, claro, son siempre los errores –supuestos o reales- de la adversaria.

Al hacer el balance de su gestión, el Presidente Lagos, ha debido reconocer que junto con enormes avances, no logró crear los empleos que prometió y ha pedido perdón por ello. La pregunta es: ¿Qué va a pasar con la suma de promesas del candidato de la Alianza, recién reiteradas en El Mercurio?

Ofreció: “Quiero ser el Presidente que logró derrotar la pobreza en Chile. Yo trabajé durante muchos años en la lucha contra la pobreza con Sergio Molina en la Cepal. Y hay un concepto que se llama la brecha de la pobreza, que es qué porcentaje del ingreso nacional, si pudiéramos destinarlo por riego por goteo a cada una de las familias que viven en la pobreza para llevarlos a la línea que separa la dignidad de la indignidad. Ese porcentaje alcanza al 1,7 del PIB. En nuestras metas, esperamos que en los próximos cuatro años la economía chilena crezca a más del 25%. Si pudiéramos tomar 1,7% de esos 25 puntos adicionales que vamos a tener y destinarlos a la pobreza, podríamos derrotarla. La meta es posible”.

¿Qué dirá en cuatro años más si llega a la Presidente y no cumple? ¿Que lo traicionaron los “duendes” de La Moneda?

Abraham Santibáñez

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