Editorial:

Homenajes al Cardenal fresno

Santiago, 24 de Octubre de 2004

Tuvo razón el presidente de Renovación Nacional, Sergio Diez, cuando puntualizó que un funeral no debe ser mirado como un acto al cual se concurre por una razón política o ideológica. Se refería a la crítica del Presidente Ricardo Lagos a algunos de los asistentes a la solemne ceremonia en la Catedral que precedió el entierro del cardenal Juan Francisco Fresno en la cripta de los arzobispos.

El dirigente de Renovación Nacional no recordó, en cambio, la forma hiriente en que la mayoría de sus actuales aliados de la UDI y, por cierto, el general Pinochet y el almirante Merino, se refirieron en su tiempo al esfuerzo del cardenal Fresno por promover una salida pacífica a la dictadura. Después de la forma sangrienta con que habían sido reprimidas las protestas de los años 1983 y 1984, el nuevo arzobispo sintió que su deber era buscar alternativas. Contó con el decisivo apoyo de un grupo de personalidades políticas, incluyendo a algunos militantes actuales de Renovación Nacional, que se abrieron en un amplio arco de entendimiento y terminaron por suscribir el Acuerdo Nacional, verdadero puente hacia una sólida transición.

Quienes estuvieron en contra creían, como Jaime Guzmán, entonces secretario general de la UDI, que había que alertar a la opinión pública acerca de “los peligros del documento que, en lugar de contener recíprocas concesiones para lograr un consenso mínimo, había preferido anunciar un cúmulo de vagas generalidades sobre las más diversas materias, que permiten variadas y contrapuestas interpretaciones”.

Menos sutiles, Merino comparó al cardenal con el Chapulín Colorado y Pinochet, a fines de año, le dio la espalda en La Moneda, diciéndole que diera “vuelta la hoja”.

Si la liturgia en la Catedral se considera como lo que era y no como un acto político, tiene razón el ex senador Diez. Pero, a la luz de la historia, hay que reconocer que la prudencia aconsejaba a algunos callar y a otros, a guardar distancia a la hora de la muerte de “Don Pancho”.

Abraham Santibáñez

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