Editorial:

Una explicación muy personal

Santiago, Sábado 11 de Septiembre de 2004

Estimado lector:

Me permito abusar de su paciencia para explicarle que, aunque este espacio continuará apareciendo regularmente, durante el resto de septiembre estaré viajando por el mundo.

Hace tres años, con Ana María, mi esposa, hicimos un viaje que en retrospectiva hemos bautizado como “La ruta de los títeres I”. Era, en realidad, una peregrinación a las fuentes de su vocación de marionetista, descubierta cuando vinieron a Chile las Marionetas de Salzburgo. En 2001 estuvimos en Perís, Roma, Florencia y Venecia hasta el momento maravilloso –en la ciudad de Mozart, a orillas del río Salz- del encuentro con los célebres muñecos y sus creadores. Viena, la escala siguiente, pese a su encanto imperial, fue solo un peldaño para el ascenso hasta Praga, otra capital del arte de los títeres y las marionetas.

Consecuentemente, en la Ruta de los títeres II no repetiremos las estaciones. De Londres seguiremos a Lisboa, de ahí a Roma, Nápoles y, en Sicilia, a Palermo, última etapa antes de Lyon, todos lugares de una tradición antigua y reconocida mundialmente de esta expresión artística.

A nuestro regreso espero contarles algo más.

Cordialmente

Abraham Santibáñez

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