Editorial:

La imposible conspiración

Santiago, 18 de Julio de 2004

Es difícil saber qué impresiona más en la derecha: si su obstinación en ciertas consignas o (lo que podría ser lo mismo) su falta de imaginación.

Cada vez que ha enfrentado problemas serios, ha tocado las campanas de alarma, aduciendo que sus dirigentes o los partidos que integran la Alianza por Chile son víctimas de una conspiración. Da lo mismo si se trata de un error de juicio periodístico o de una denuncia real: son los periodistas coludidos los culpables.

Ahora que Augusto José Ramón Pinochet está nuevamente en el banquillo, la primera reacción –diríamos instintiva- fue la de siempre: se trata de una maniobra de la Concertación.

No parece lógico, sin embargo. Porque, como se está viendo en este escándalo de cuentas secretas que recién empieza a develarse, la Concertación, que en la última elección presidencial obtuvo una pequeña mayoría en las urnas, tendría un poderío que ya quisiera el propio George W. Bush. Porque es el Senado norteamericano, el que ahora sostiene que Pinochet y familia tenían en el Riggs Bank, de Washington, depósitos no revelados entre cuatro y ocho millones de dólares.

Según la CNN “el informe fue elaborado por investigadores demócratas del subcomité permanente de investigaciones del Senado y endosado ‘en un 99,9 por ciento’, por el presidente del subcomité, el senador republicano Norm Coleman”.

Mientras no se demuestre que este senador (o los otros senadores) están en alguna nómina secreta del estado chileno o de la coalición gobernante, es adecuado presumir que su interés principal no era Chile sino los oscuros manejos del banco, una institución que en otro tiempo fue calificada como “el banco de los Presidentes” de Estados Unidos.

Todo indica que aquí no ha habido una conspiración por descubrir lo que pasó. Al revés, podemos temer que durante años se puso una lápida de cemento y tierra a un escándalo mayor: la existencia de cuentas secretas de una persona cuyos ingresos conocidos nunca le habrían permitido acumular tantas valiosas propiedades en Chile ni tantos dólares en el extranjero.

Lo que corresponde, ni más ni menos, es una clarificación plena de lo sucedido. Es decir, las respuestas más elementales a las práguntas clásicas del periodismo: qué, quién, cuando, dónde y, sobre todo, cómo y por qué...

Abraham Santibáñez

Volver al Índice