Primeras Damas en Primer Plano

 

Al momento de dar a conocer la postulación de su esposa, Estela León, a concejal por Santiago, el Alcalde capitalino recurrió a una imagen que se utiliza cada vez con más frecuencia: "Va a ser al revés de la Martita (de Frei); la Martita fue Primera Dama primero y después concejala; ella va a ser primero concejala y después Primera Dama", dijo.

En la tradición chilena el término “Primera Dama” no existía. Tampoco hacían noticia, aunque muchas destacaron por diferentes atributos: simpatía, energía, fortuna personal o, simplemente, discreción. Ninguna de ellas, ni cuando su marido estuvo en el poder o después fue citada jamás a declarar (o aclarar situaciones) en los Tribunales de Justicia. Por largo tiempo lo usual era hablar de “la señora de”. Cuando Pedro Aguirre Cerda visitó Chillán, después del terremoto, lo hizo, según La Lira Popular, acompañado “de su legítima esposa”. Hablar de “Primera Dama” resultaba impensado antes del golpe de Estado de 1973. Y después del 11 de marzo de 1990, la esposa del Presidente Patricio Aylwin –y me consta, porque en ese tiempo yo era director del diario La Nación- rechazó con energía tal tratamiento.

La antropóloga Ruth Cardoso, esposa de Fernando Henrique Cardfoso, ex mandatario brasileño, insistía hace apenas un mes en una entrevista que no le gustaba la expresión “porque es un americanismo innecesario”.Algunas enciclopedias lo explican como una traducción del italiano (“Prima Donna”). La primera vez que se aplicó a la esposa de un Presidente de la República fue en Estados Unidos en 1877, en una crónica periodística el día en que asumió el Presidente Rutherford Hayes. Pero solo en 1911, con estreno de la comedia “The First Lady in the Land”, cuya heroína era Dolly Madison, esposa del Presidente Madison, se popularizó la expresión.

Lo que no está claro es en qué momento se convirtió en producto de exportación.

Hoy día la prensa de todo el mundo, por comodidad y –a veces por falta de sinónimos- utiliza la expresión Primera Dama, a veces en el idioma local y otras en inglés. En su título en castellano dos películas incluyeron el término, aunque una, en inglés, se llamaba “Magnificent Doll” y la otra”Assassination”. Hay varios libros. El Doctor en Filosofía portorriqueño Antonio García del Toro tituló el suyo “La Primera Dama”. Un best-seller de los años sesenta se llamó “La Segunda Dama”. Pedro Lemebel, en su novela "Tengo miedo torero" menciona a un personaje conocido: Lucía Hiriart.

Pese a la reticencia de Leonor de Aylwin, al parecer no hay cómo resistir el avance del concepto de la “Primera Dama”. Ha habido reuniones internacionales de Primeras Damas y la enciclopedia Wikipedia, en Internet, menciona a siete como “algunas Primeras Damas famosas”. Van desde Eva Perón a Imelda Marcos.

No nos puede extrañar, en consecuencia, que Joaquín Lavín considere que su esposa está destinada a llegar con él a La Moneda como “Primera Dama”. O que en este momento existan, en Chile, dos “Becas Primera Dama de la Nación”. La Junta de Auxilio Escolar ayuda, con una de ellas, a los alumnos de lugares aislados. La Corporación Santo Tomás premia a los egresados de la enseñanza media que estudien en alguno de sus establecimientos y cumplan con determinados requisitos.

Las postulaciones se reciben, cada año, en enero, “en el Gabinete de la esposa del Presidente de la República en el Palacio de la Moneda”. Es un detalle significativo. Por lo menos hasta allí no ha llegado todavía ninguna “Primera Dama”. No en forma oficial.

 

Publicado en el diario El Sur de Concepción el 6 de agosto de 2004

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