EEUU: ¿cumpleaños feliz?

El cuatro de julio, el día de máxima exaltación patriótica en los Estados Unidos, viene este año con un cargamento mixto de dulce y de agraz. Para variar, el Presidente George W. Bush está en la mira, pero, como buen texano, su mejor defensa es siempre un buen ataque.... contra la prensa. Asediado en muchos frentes, incluyendo la Corte Suprema, que le reprochó el tratamiento de los detenidos en Guantánamo, esta vez arremetió contra The New York Times y otros dos diarios nacionales que entregaron detalles de la forma cómo su gobierno controla secretamente los flujos internacionales de capital

Este episodio, es apenas, el último de una serie de altibajos políticos. Sin embargo, no son solamente malas noticias. El jueves pasado la economía norteamericana, amenazada por crecientes presiones inflacionarias, reaccionó con alivio ante la decisión de la Reserva Federal de subir en apenas 0,25 por ciento las tasas de interés. Se temía un aumento mayor, lo que inevitablemente repercutiría en una baja en las inversiones en los “países emergentes” (incluidos los latinoamericanos). Por semanas, las bolsas de valores de la región habían estado cayendo de manera sostenida.

Pero la tranquilidad de los mercados no refleja el paisaje completo. A la espera de los tradicionales despliegues de fuegos artificiales del día de la independencia, el gobierno norteamericano sigue enfrentado al rechazo por la guerra en Irak. Primero fueron las pruebas concretas de una masacre de 24 civiles desarmados, incluyendo niños, en Haditah en noviembre del año pasado. Ello ocurrió justo cuando la popularidad de George W. Bush empezaba -¡finalmente!- a repuntar.

Luego vino el “destape” de la operación Swift, un programa secreto que permite al gobierno acceder a las transacciones bancarias de miles de personas en todo el mundo. El resquicio para no aparecer violando abiertamente el secreto bancario es no pedir datos de cuentas específicas, sino chequear los registros de millones de transacciones. La línea que separa una situación de otra es ciertamente muy tenue, pero el argumento de más peso es que no se trata de un banco sino de una “Sociedad de Telecomunicaciones financieras interbancarias internacionales” (cuya sigla es Swift en inglés), con sede en Bruselas.

Según The New York Times, funcionarios de seguridad han investigado “decenas de miles” de transacciones, además de chequear transferencias “realizadas por individuos, empresas, organismos de caridad y otros grupos bajo sospecha en los Estados Unidos”.

La información, que también fue recogida por The Los Angeles Times y The Wall Street Journal, fue calificada de “desafortunada” por el Vicepresidente Dick Cheney. El representante Peter King caracterizó a The New York Times, que ha capitalizado todas las reacciones negativas, como un medio que tiene “una agenda de izquierda, elitista y arrogante”, que debería ser llevado a los tribunales según la Ley de Espionaje de 1917.

El diario, por su parte, además de ampararse en la libertad de expresión, como lo ha hecho siempre, sostuvo que nada de lo informado debería ser novedad para nadie. El propio Bush ha dicho permanentemente que luchará por impedir que los terroristas sean abastecidos de fondos internacionales, por lo que ya estaban advertidos, y que, en cambio, estas disposiciones “solo confirman una alarmante tendencia”: la imposición de medidas sin que el Congreso o las cortes de justicia puedan hacer algo por controlarlas.

Después de esta revelación, junto con la decisión judicial sobre Guantánamo, tal vez el gobierno de Bush se vea obligado a cambiar su discurso. O su postura.

Publicado en el diario El Sur de Concepción, Julio 2006

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