El espejo cibernético.

Nadie sabe con exactitud cuál es el total de quienes han sido designados como “persona del año” por la revista Time. En 1927, a los cinco años de su fundación, los responsables del semanario cayeron en cuenta –dice la leyenda- de que no habían reconocido a tiempo la importancia del vuelo solitario de Charles Lindbergh a través del Atlántico y que, además, la semana entre Navidad y Año Nuevo era la más pobre en noticias de todo el año. La solución fue abrir un espacio para la sección que se llamó inicialmente “El hombre del año” cuyo primer protagonista fue precisamente el famoso aviador. No siempre los personajes han sido figuras positivas, lo que ha generado más de una polémica. Fue el caso de los dictadores Hitler (1938) y Stalin (1939). El 1999, aunque ya había destacado más de una vez a representantes del sexo femenino, cambió oficialmente su designación a “Persona del Año”.

Con nombre y apellido han sido designados 101 seres humanos, algunos más de una vez. Pero el total es mucho mayor desde que en 1950 se colocó en portada al “combatiente norteamericano”, simbolizando las tropas que habían participado en la II Guerra Mundial y que estaban involucradas en el frente de Corea. Hace medio siglo, en 1956, se destacó la figura del “luchador húngaro por la libertad”, en representación de los miles que se rebelaron ese año contra las tropas soviéticas. Otros reconocimientos masivos incluyen a los jóvenes de menos de 25 años (1966) y a las mujeres de Estados Unidos (1975).

Nunca, sin embargo, hubo un “personaje” tan masivo como el de este año: “You”, es decir: “Usted”. Para que no quepan dudas de que se trata de cada uno de nosotros, la portada de la edición de este lunes de Time muestra un computador en cuya pantalla, una hoja de “mylar”, un material plástico, el lector puede ver reflejado su propio rostro.

La explicación es simple: “En 2006, la red mundial se convirtió en una herramienta capaz de entregarnos las pequeñas contribuciones de millones de personas e hizo que tuvieron importancia”. En otras palabras, el año que terminó fue el año de YouTube, Wikipedia y de decenas de otros lugares de encuentro en el ciberespacio donde los usuarios de todo el mundo colocaron sus producciones sin limitación alguna.

Podría ser una moda pasajera, pero lo más probable es que no lo sea. Una vez que pase el entusiasmo inicial, ocurrirá probablemente lo que ya pasó con otro mítico personaje del año de Time: el computador personal. En 1982, cuando figuró en la portada de la revista era para la mayoría de los habitantes del mundo algo inalcanzable, y no soñábamos siquiera con su conexión a una red como Internet.

En apenas un cuarto de siglo, nos plantea ahora Time, el mundo de las comunicaciones cambió dramáticamente, enfrentándonos a realidades no imaginadas entonces. La interactividad es el estandarte de los nuevos tiempos, como se aprecia a través de múltiples canales y, en especial, de los blogs.

¿Pero, estos nuevos medios, en los cuales cualquier persona puede expresar, informar y opinar, sustituirán el trabajo profesional de los periodistas? Son entretenidos, originales, están muchas veces donde los periodistas no alcanzan a llegar, pero ¿tienen capacidad de discernimiento entre verdad y rumor, entre información seria y “copucha”? Es una respuesta que en Time no aparece. En realidad, encontrarla depende más bien de cada uno de nosotros.

31 de diciembre de 2006

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