El verdadero balance dieciochero

¿Cuál es el mejor negocio para Fiestas Patrias?

Si uno escucha a los fonderos, es difícil que piense en instalar una ramada. Todos los años, a la hora del balance, su corazón respira por la herida –real o no- que les ha quedado en el bolsillo.

Esta vez tampoco los operadores turísticos sonrieron con mucho entusiasmo. La estrechez del feriado y el suspenso que se suscitó en torno a su ampliación cerró la posibilidad de grandes planes.

Pero, si hay alguien que no se puede quejar son, sin duda, los carniceros y los vendedores de banderas. Una encuesta telefónica realizada por la Universidad Diego Portales en Santiago mostró que el 45,3 por ciento de los consultados anticipaba una celebración dieciochera con un asado familiar. Mala noticia, desde luego, para las vacas y su familia, la que se extenderá en Magallanes –imaginamos- a los corderos y en otras regiones a los porcinos y caprinos. Por algo, según una estimación periodística, se anticipaba en dos kilos y medio el aumento de peso de los chilenos después de este largo fin de semana.

Como los capitalinos no somos muy dados las demostraciones públicas de fervor patriótico, el estudio de la U. Diego Portales, para el Publimetro, resultó sorprendente en un rubro: el 71,3 por ciento de los consultados dijo que sí pone bandera en estos días. El resto deberá atenerse a las consecuencias: ya Carabineros anunció que no perdonaría a los olvidadizos.

Nunca los santiaguinos hemos dado buenos ejemplos en esta materia. La historia recuerda con ironía lo ocurrido tras el desastre de Rancagua, en 1814. La pequeña aldea colonial estaba resplandeciente de banderas patriotas hasta que llegó el “flash” con la noticia de la derrota de las fuerzas criollas. De un momento a otro, las casa santiaguinas sacaron a relucir –impecable- la enseña realista... El oportunismo sirvió de poco. En los años siguientes, los habitantes de la capital del reino sufrieron las tropelías de San Bruno y sus fuerzas de seguridad.

De todos los aprontes para estas fiestas, sin duda la nota más visionaria la puso el Ejército. Para el jueves 14, en el remozado Museo Histórico y Militar de Santiago, convocó a un seminario titulado “Cultura, identidad nacional y modernidad. Perspectivas y reflexiones”. No cabe duda de que es una de las señales más claras del papel asumido por esta rama de las Fuerzas Armadas en el marco del Cesim, el Centro de Estudios e Investigaciones Militares. En sus objetivos, aparte de los propiamente castrenses, este centro, fundado hace diez años, apunta a lo que debería ser la clave de nuestra reflexión de fondo en estos días: la “colaboración al desarrollo nacional y (su) contribución a la unidad y cohesión social”.

Lo de los asados no está mal. Tampoco el fervor por embanderarnos. Pero lo sólido podría estar tras la fachada austera del edificio en que se realizó este encuentro.

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