Recuperar la identidad del periodista

Javier Darío Restrepo estuvo en días pasados en Santiago. Como reconocido experto en temas de ética periodística, disertó en la presentación de un libro con la historia del Consejo de Ética de los Medios. “Los debates éticos que siguen a la presentación de las historias sórdidas, dijo al empezar sus palabras, giran alrededor de lo correcto o lo incorrecto en la presentación y difusión de estos temas. Cuando uno oye los argumentos y contraargumentos, queda con la sensación de que ser ético es ajustarse a un reglamento de buenas maneras…. Tras esas conclusiones de la discusión, uno llega a preguntarse si hay alguna diferencia válida entre un código de ética y uno de policía”.

Esa diferencia entre la ley y la ética existe y es la primera preocupación del doctor Restrepo. Puede aparecer como algo novedoso a primera vista pero Restrepo no lo cree así. Igualmente novedoso para muchos puede ser su planteamiento de que una conducta ética no equivale a censura o restricción. Por el contrario, señaló, la ética apunta a “deletrear unos modos de ser y de mirar, ajustados a nuestras más altas y ambiciosa posibilidades como seres humanos y como profesionales”.

Su charla, sobre los desafíos éticos del periodismo latinoamericano, fue elegante (por el uso del castellano) y amena (por la gracia con que se explayó). Pero, sobre todo, fue una profunda reivindicación de los valores tradicionales del periodismo, especialmente el escrito. “En el mundo de la prensa latinoamericana, sostuvo, se sienten los desafíos éticos. Y si hay desafíos es porque hay una conciencia de que, al percibirlos, los potencia. En efecto, un desafío es unas notificación de que existe un obstáculo que tiene que ser removido o una meta que tiene que ser alcanzada”. Y agregó un alcance sobre los códigos éticos: “No detienen los abusos ni tienen por función disuadir a los abusadores, pero sí fortalecen y acompañan como guías a los honestos y a los que quieren llegar a serlo”.

Tres fueron los principales desafíos que planteó en su charla:

  • Diferenciar entre lo ético y lo legal: “La ley señala errores, fallas posibles, infracciones o delitos. La ética indica las posibilidades de todo hombre. El lenguaje de la ética encarna la convicción de que el hombre, todo hombre, es un ser posible”.
  • La identidad profesional. “Me interesa destacar… la relación que existe entre los dilemas éticos del periodista y su débil identidad profesional. Mal se puede pensar y aceptar un deber ser como profesional –que eso es la ética, el deber ser- si no se tiene claro en qué consiste el ser de la profesión”.
  • Información humanizada y humanizante. “Ganar en humanidad es crecer éticamente. El humanismo hace explícito el deber ser del hombre, que la ética convierte en deberes de todos los días. En efecto, todos los valores éticos son posibilidades humanas o modos de ser del hombre”.

Habría mucho que agregar y comentar. Pero tal vez lo más decidor fueron las palabras con las que cerró su encuentro con periodistas, profesores y estudiantes:

Hay una ética formulada en tono de No mayor, hecha de prohibiciones, condenas y sospechas. Como los médicos que solo dicen lo que no se debe comer, estos códigos acumulan noes. Es todo un desafío pedagógico y político entrar en la conciencia de cuantos operan desde los medios de comunicación para proclamar en tono de Sí sostenido que comunicar es compartir y estimular lo mejor de los seres humanos, para fundamentar la dignidad de los receptores y entregar un conocimiento de la realidad como primer avance para el ejercicio de la libertad”.

A. S.
Publicado en el diario El Sur de Concepción el 22 de mayo de 2008

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