De Chernobyl a nuestro periodismo

En próximo año se cumplen 20 desde el pavoroso estallido de la central nuclear de Chernobyl en la antigua Unión Soviética. Uno de los pocos periodistas occidentales que estudió lo ocurrido allí fue Rushworth Kidder quien contó, en una visita a Chile hace algún tiempo, los resultados de su reporteo en terreno. Su explicación, avalada por los propios expertos soviéticos, es que lo que ocurrió esa noche fatal fue algo simple: dos técnicos que estaban a cargo del reactor Nº 4 se pusieron a jugar literalmente a la “ruleta rusa”. Luego de desconectar los sistemas automáticos de protección, cortaron la energía de la turbina para ver por cuanto tiempo seguía funcionando libremente. El resultado fue el calentamiento incontrolable del sistema que reventó al reactor, mató a cientos de personas de inmediato y dejó a miles afectadas en un vasto territorio.

Partiendo de la base de que eran ingenieros altamente preparados y que sabían lo que hacían, Kidder sostiene que “antes que ellos hubieran podido sobrepasar cualquier sistema de alarma computarizada, debería haber habido una barrera ética... Lo que hizo estallar Chernobyl no fue una falta de conocimientos. Fue una falla ética”.

Kidder ha acumulado una vasta experiencia en torno al tema de la formación de la conciencia ética. Su planteamiento parte de una base fundamental: todos los seres humanos, dice, valoramos ciertos principios que nos permiten determinar si determinadas conductas son éticas o no. De acuerdo a su experiencia Kidder sostiene que no es difícil ponernos de acuerdo en algunos valores básicos para la convivencia humana. Asegura que en el mundo actual, en todas las culturas, en todos los países, pese a las muchas diferencias ideológicas o religiosas, coincidimos en algunos parámetros básicos de conducta. Este experto, con graduado en Literatura y que ha ejercido profesionalmente el periodismo, habla de “valores compartidos” cuando describe esta afirmación.

Su metodología incluye un ejercicio simple, pero fascinante, que hace unos años, cuando estuvo Kidder en Chile, lo hicimos con periodistas de Televisión Nacional.

Esta semana lo repetí con dos cursos de Etica Periodística. No se trata de una encuesta científica. Pero ayuda a entender las motivaciones y preocupaciones de una parte de nuestro jóvenes. Se trata de ir escogiendo a partir de una gran cantidad de posibilidades hasta que, al final, cada participante confecciona su propia lista con seis valores. Llegamos a ocho: justicia, respeto, verdad, libertad, lealtad, responsabilidad, solidaridad y perseverancia.

Hay un amplio terreno para la reflexión. ¿Por qué los “lolos” del 2005 ponen en tan alto lugar a la justicia? ¿Será por las muchas revelaciones de los últimos tiempos? ¿O por esa reiterada imagen de la TV en que las familias de víctimas de crímenes atroces o incomprensibles piden eso: ¡justicia!?

También llama la atención que en esta muestra de jóvenes estudiantes de periodismo, provenientes de colegios privados y fiscales, de nivel medio y medio alto, ellos valoren tan positivamente conceptos como el respeto, la verdad y la libertad...

Pienso que podrían venir días mejores para nuestro periodismo.

Publicado en el diario La Prensa Austral de Punta Arenas el 19 de Marzo de 2005

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